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SEGURIDAD ESCOLAR
Gerardo de Lago Acosta
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4. ¿De qué manera se lleva a cabo una auditoría de seguridad en un centro escolar?
Dentro de la auditoría escolar es preciso establecer un catálogo de riesgos tanto al interior como al exterior de la institución, divididos en tres grupos, considerando en todos los casos, en la continuidad del proceso educativo:
  • El primero en aquellos riesgos de cualquier naturaleza que afectan la disponibilidad de la instalación; es decir tengo alumnos y maestros, pero no tengo donde dar clases.
  • El segundo grupo, considera los riesgos que afectan la disponibilidad del cuerpo docente: tengo salones, tengo alumnos, no tengo maestro.
  • El tercero los riesgos que afectan al alumnado: tengo salones, tengo maestros no tengo alumnos.
La evaluación tiene que llevarse a cabo en dos sentidos; las amenazas del exterior hacia al campus, ya sean de tipo natural o causados por el hombre, es decir, fenómenos perturbadores tales como sismos, inundaciones, etc. Considerando su entorno inmediato y los riesgos asociados a las vez con sus vecinos o personas que quieran tomar ventaja del alumnado o beneficio de las instalaciones (delincuencia común, venta de droga, venta ilegal de alcohol, prostitución). El otro sentido del análisis de riesgos lo conforma la parte interna, pues a diferencia de una empresa tradicional, la población en una institución educativa en un 90% está conformada por el cliente, el cual genera buena parte de los riesgos en el campus.

Uno de los riesgos que normalmente no se toma en cuenta es el del transporte escolar. La posibilidad de que un camión escolar tenga un accidente es real. De ahí la necesidad de preguntarnos ¿Cuándo fue la última vez que se le hizo un estudio médico al chofer? El camión puede ser nuevo o estar en perfecto estado, pero el conductor puede sufrir un problema de salud (coma diabético, problema de presión o simplemente de vista).

Mucha gente piensa que como este tipo de servicios son llevados a cabo por terceras personas ajenas a la institución escolar, asimismo se les transfiere el riesgo, no obstante, lo que se transfirió fue la operatividad, sin embargo el riesgo sigue siendo de la propia institución. Si bien es cierto que es deber del proveedor el llevar a los alumnos en este caso, también es cierto que es obligación de la institución educativa el supervisar que dicho servicio sea llevado a cabo dentro de los estándares de calidad necesarios y suficientes para garantizar la seguridad de las personas, indicando por un lado en los contratos las políticas de servicio y por el otro revisando las unidades y supervisando o auditando a los choferes.

En este mismo sentido, cuando la institución ofrece servicios a los alumnos a través de terceros por ejemplo el caso de la cafetería, si bien es la obligación del concesionario el cumplir con las políticas de seguridad, es responsabilidad de la escuela el auditar que sus procesos y los equipos involucrados en los mismos, cumplan cabalmente con las normas de seguridad.

En otras palabras, no se puede ni se debe abdicar la seguridad a terceros, por el simple hecho de estar concesionando o delegando a terceros cualquier tipo de servicio.

Tradicionalmente se pensaba que donde termina la barda de la escuela termina su responsabilidad. Hoy no podemos seguir pensando de esa manera, debemos considerar nuestro perímetro inmediato como nuestra área de influencia. Si bien pueda no ser legalmente una responsabilidad de las escuelas su entorno, no se deben cerrar los ojos ante lo que sucede en él.

Es preciso contar con un proceso que extienda la protección del alumnado en ese perímetro inmediato. Mediante procesos de vigilancia, se deben observar ese perímetro, de tal manera que se logre identificar la presencia de personas sospechosas que sin un fin claro de recoger o dejar a algún alumno, permanezcan en los alrededores del colegio. Es importante que no exista la posibilidad de observar las instalaciones desde el exterior y prohibir en las áreas de entrada y salida, el estacionamiento o permanencia de vehículos con personas en su interior. Si este último caso se presenta, se debe instruir a los vigilantes para que se aproximen a dichas personas y les pregunten si requieren alguna ayuda y solicitarles amablemente retirarse del lugar por estar prohibido el estacionamiento en dicha área. Ante la presencia de personas francamente sospechosas, lo mejor será reportarlas a las autoridades para que actúen en consecuencia.

Resulta fundamental el que se establezcan líneas de denuncia anónima mediante teléfono, correo electrónico o buzones, con el fin justamente de denunciar situaciones o acciones, que puedan poner en riesgo a la comunidad estudiantil, ya sea en su interior o en su exterior. Es importante asimismo que dichas líneas de denuncia, sean promovidas y sepan de su existencia, los alumnos, el personal docente y administrativo, así como los padres de familia y las personas en el perímetro externo del colegio, ya sean casas habitación o bien comercios; ya que además de ofrecer la confianza de contar con un canal de denuncia, desalienta la comisión de ilícitos al saberse vulnerables a ser denunciados y sufrir las consecuencias legales correspondientes.

Una vez que se tengan analizados los riesgos, es importante hacernos cuestionamientos respecto de ellos, en primera instancia preguntarnos: "¿Qué tan probable es que un riesgo nos afecte?" y subrayo, "¿Qué tan probable es?", no posible. Ya que cualquier riesgo como tal tiene la posibilidad de afectación, pero la probabilidad puede ser mayor o menor. De ahí que cada riesgo es importante clasificarlo como "muy probable", "poco probable" o "remotamente probable" y en segunda instancia: si tal o cual riesgo se materializa, ¿Qué impacto tiene en mi comunidad y mi instalación?; ¿Alto?, ¿Medio?, ¿Bajo?

Si se tiene por ejemplo un riesgo con nivel de impacto alto, necesariamente se tiene que contar un plan de emergencia y un plan de mitigación del riesgo. Si por el contrario, el riesgo es muy poco probable y con un bajo impacto, quizá simplemente se deba reaccionar ante ello, si se llegara a dar remotamente el caso.

El análisis de riesgos no es un proceso técnicamente complejo, quizá el principal error en el que se incurre, es cuando obviamos ciertos riesgos, como el caso de los servicios concesionados o aquellos con los cuales, nos hemos familiarizado tanto de verlos presentes, que no reparamos en ellos e incurrimos en una ceguera que eventualmente puede resultar catastrófica para la institución.
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Gerardo de Lago Acosta

La prevención, es la única manera de llevar la protección de nuestros hijos en sus centros de estudios, un paso adelante de los riesgos a los que se enfrentan.
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