SEGURIDAD ESCOLAR
Gerardo de Lago Acosta
Químico Fármaco Biólogo egresado de la Universidad La Salle de México. Maestría en Tecnología Farmacéutica
por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey. Certificado por ASIS INTERNATIONAL como
Profesional en Protección (CPP). Diplomado en Seguridad Integral por la Universidad del Valle de México.
Entrenado en Protección Ejecutiva por R.L. Oatman, en Fire Operation por la Universidad de Texas A&M, en
Project Management por Covey y en Risk Management Certification por Procter & Gamble.
En su trayectoria profesional se ha desempeñado en las áreas de recursos humanos, producción y seguridad,
especializándose en Programas de Seguridad e Higiene, Seguridad Contra Incendios, Seguridad Ambiental,
Seguridad de Procesos, Servicio Médico, Protección Perimetral y Vigilancia, Respuesta a Emergencias y Manejo
de Crisis así como Seguridad Patrimonial, Seguridad Ejecutiva, Seguridad de Producto Terminado, Investigación
de Fraudes, Continuidad de Negocio y Seguridad en la Información, habiendo estado al frente del Departamento
de Seguridad Corporativa para Latinoamérica Norte de una empresa líder a nivel mundial del área de bienes de
consumo.
Actualmente se desempeña como Director de Seguridad Corporativa para Latinoamérica de una importante
organización educativa con operación en 23 países que atienden una población de más de 600,000 alumnos.
1. ¿Cómo debemos redefinir la Seguridad Escolar en estos tiempos modernos?
La seguridad escolar, hoy en día, debe definirse tomando como ejes rectores dos responsabilidades ineludibles.
La primera es el proteger al alumno, como individuo independiente, de las amenazas que lo rodean; y la segunda,
no menos importante, el proteger a la comunidad educativa en general, incluso de los alumnos (individuos) que
la componen, si éstos representaran una amenaza para ésta.
Los riesgos escolares no se limitan hoy en día a las amenazas que provienen de los alrededores del centro
educativo sino que se tienen que considerar riesgos como el fácil acceso a las drogas, el acoso o "bullying",
la violencia en el noviazgo (física y psicológica) y el abuso infantil. La seguridad escolar tiene que
llevarse a cabo en un esfuerzo conjunto entre las autoridades escolares (incluidos de manera muy importante
los docentes), los padres de familia y los mismos alumnos. Un elemento primordial es la comunicación con los
alumnos incluyendo la temprana explicación de los riesgos con los que se pueden encontrar.
Por otro lado las instituciones educativas deben asumir su responsabilidad social y ser parte activa del
consejo vecinal. Es decir, ocuparse de hacer sinergia con las personas en su entorno y las autoridades, de
manera tal que, incluso fungiendo como anfitrión y aportando un sitio idóneo para llevar a cabo las reuniones
para el establecimiento de programas de seguridad vecinal, logren minimizar los riesgos de incidencia delictiva,
venta ilegal de alcohol, drogas, prostitución que pudieran darse en el entorno.
Estamos viviendo tiempos muy sensibles en materia de seguridad y eso facilita que podamos llevar el tema a las
aulas, sin embargo, es preciso dejar de pensar que "tenemos que proteger a nuestros hijos, a través de que no
lo sepan" ya que "es demasiado fuerte el tema", lo mejor será aprovechar la ola de información mediática que
llega a los alumnos, para discutir de manera informada respecto de los alcances y consecuencias de la inseguridad.
La energía juvenil bien canalizada puede provocar un efecto en cadena que a su vez cambie la cultura de cualquier
centro educativo y a la vez permear a las familias de estos alumnos y desde luego a la sociedad en su conjunto.