Raúl Yanko Montaño Vázquez
Realizó estudios de Licenciatura en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México. Diplomado en
Prevención Internacional del Delito por el Instituto Nacional de Ciencias Penales, en Seguridad Informática por la
Universidad Iberoamericana y en Reingeniería de Procesos de Negocio por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores
de Monterrey.
Ha fungido como Coordinador del Comité de Seguridad de la Asociación Mexicana de Bancos, A.C., Miembro Alterno por
México, en el Centro Latinoamericano de Expertos en Seguridad Bancaria de la Federación Latinoamericana de Bancos.
Vicepresidente de ASIS INTERNATIONAL, Capítulo México. Miembro del Consejo Nacional de Seguridad Privada y como
Consejero de empresas del ramo de traslado de valores, seguridad y protección bancaria y de vigilancia.
Con una trayectoria de cuatro décadas dentro del campo de la seguridad, ha ocupado cargos gerenciales y directivos en
empresas líderes a nivel global, entre ellas, una de las más importantes organizaciones de la banca privada.
Conferencista de talla internacional en temas de seguridad bancaria. Actualmente se desempeña como empresario y
consultor en seguridad integral.
1. ¿Cómo surge la necesidad de llevar a cabo planes de seguridad?
La seguridad es un tema al que el hombre se ha visto obligado a atender desde tiempos inmemoriales. El ser humano,
como algo innato a su ser, siempre ha desarrollado una planeación intuitiva de su seguridad, tanto para protegerse
de los depredadores que lo acechaban como de los riesgos naturales a los que estaba expuesto en su entorno, que en
conjunto representaban una amenaza seria para su subsistencia.
El ser humano planea su seguridad de acuerdo con el riesgo que está detectando en un momento específico. Probablemente
el hombre primitivo no sabía "futurear", pero sí percibía el riesgo que podía correr en determinada circunstancia y
planeaba la manera de combatirlo para defenderse. Quizá pensó en soluciones prácticas: me refugio en una cueva, me uno
a otro grupo, utilizo algo para defenderme, así entonces creó las herramientas que habrían de asegurar su subsistencia.
La planeación de la seguridad surge de una necesidad inmediata y después se perfecciona para lograr mejores resultados.
La planeación es algo innato a la naturaleza humana, parte del llamado sentido común. El hombre, desde que nace tiene el
instinto de protegerse, tiene el instinto de supervivencia. Entonces, planear la seguridad conlleva a analizar,
cuestionar, hacer conciencia de aquello a lo que la persona se dedica, el ambiente en el que se desenvuelve, qué riesgos
puede correr, cuáles están latentes, si se pueden materializar y, si se materializan cuales pueden ser las consecuencias.
Con frecuencia nos hacemos preguntas como estas: ¿Puedo perder un bien, me puedo morir, me puedo caer, lastimar, me puedo
extraviar?; y ¿Qué puedo hacer?, ¿Cuáles son los pros y contras de correr, huir, abstenerme de hacer el acto que tengo
pensado e implica causas de riesgo?, ¿Lo elimino; cómo?; ¿Atacándolo; cómo?; ¿Lo evito; de qué manera?; ¿Lo disminuyo, lo
transfiero, lo asumo? Si es económico, ¿Mediante un seguro?; ¿Dónde y cómo es más probable que ocurra la amenaza que puede
afectarme de alguna manera en mi persona, mis bienes, mi familia, mi patrimonio?
En fin, hay miles de situaciones y ejemplos que aplican a cualquier forma de vulnerabilidad a las que están expuestas las
personas, las cosas y bienes en general, las empresas y sus productos, sus marcas, y asimismo cualquier nación. En ese
sentido y ante cualquier amenaza, surge la necesidad de llevar a cabo planes de seguridad.