ANÁLISIS PERSONAL DE RIESGOS
Patricia Fresnedo Alcántara
7. ¿El ser una "buena víctima" implica rendición y sumisión ante el criminal?
Rendición sí, pero no sumisión. Tampoco dar más o intercambiar: si el ladrón pide el reloj, no se da el coche.
Simplemente acatar la orden del que en el momento tiene el poder. Así como es necesario aprender a observar,
es necesario también aprender a escuchar y obedecer la demanda del criminal, cuando hay demanda de por medio,
que no siempre la hay.
No negociar, pues rendirse no implica la negociación a menos que la vida propia o de los seres queridos esté
de por medio como en el clásico "¡El dinero o la vida!", o "¡Bájate del coche!", en cuyo
caso uno elige entregar lo material o alegar al ladrón del automóvil: "tengo dos niños conmigo, no me
voy a ir sin ellos". Eso no está peleado con la idea de que en un caso se sea más o menos valiente que
en el otro.
Es importante no mirar al criminal de frente, con actitud retadora, escrutadora. Vaya o no a hacerse luego
la denuncia y la testificación respectiva. No debe olvidarse que el criminal también tiene la adrenalina a
tope y en el mínimo espacio entre la reacción del instinto, la reacción pensada y la suerte, puede ocasionarse
una desgracia lamentable.
En eso no hay segundas oportunidades. No se debe tampoco sobre reaccionar, como suele suceder cuando al
instinto se le suman el coraje, la indignación, muy naturales, sí, pero que complican la respuesta.
El que obedece no se equivoca. Quien se rinde sabe lo que pierde y lo que gana, mientras el que se somete no
gana, aún sabiendo lo que pierde.