Dr. Luis Antonio Pando Orellana
Ante la inminente acometida de los medios de comunicación con el amarillismo que caracteriza a sus notas
y reportajes, las familias pueden comentar los hechos, sin embargo, deben hacerlo no desde la perspectiva
de la morbosidad, sino desde la de la prevención. ¿Qué sucedió?, ¿cómo sucedió?, pero también, ¿qué falló?,
¿cómo se pudo haber evitado?
De esa manera, escarmentado en cabeza ajena, las personas se sensibilizan, comprenden, aprenden y, en
alguna medida, se previenen.
5. La gran mayoría de agresiones sexuales y violaciones son cometidas por familiares o conocidos de la
víctima, ¿cómo podemos reconocer a los potenciales depredadores?
Si partimos de la base que muchas personas "normales", detonan sus instintos criminales ante
ciertos estímulos y no sabemos en qué momento esto pueda suceder, es muy difícil. Sin embargo, si analizamos
el entorno en el que vive y al que pertenecen las personas alrededor de nuestros hijos, podríamos tener una
mejor idea de ello.
Es decir, si sabemos que el primo, tío, amigo o vecino, viven en un hogar disfuncional, en el cual, por
mencionar algunas, se grita, se golpea, se insulta o se menosprecia a sus habitantes, esa persona puede ser
un potencial agresor ante un determinado estímulo o ante una oportunidad de estar a solas con un menor.
Por ello es necesario conocer de antemano, en la medida de lo posible, a todos aquéllos a quienes dejemos
al cuidado de nuestros hijos.