La corrupción, de la que tanto nos quejamos todos, muchas veces es fomentada por nosotros mismos al vernos en la "necesidad" de sobornar a algún funcionario público para salir bien librados de alguna situación o para agilizar un trámite. Lo más serio de este problema es que tal práctica es ya un estilo de vida, y ha trastocado fuertemente nuestros valores morales. Por otro lado, aparece también el abuso de autoridad, el cual puede ser plenamente ejercido por cualquier funcionario ante un ciudadano desconocedor de sus derechos y obligaciones.

El hecho de ignorar en nuestra vida diaria los procedimientos, los reglamentos y las normas, origina que otros, con cualquier grado de autoridad, por mínimo que sea, utilicen su poder en contra nuestra y abusen una y otra vez de nosotros. Siga las siguientes recomendaciones:

1. Al realizar cualquier trámite ante servidores públicos, asegúrese de que éstos estén efectivamente autorizados para realizar la tarea correspondiente.

2. No ofrezca dinero ni dádivas para modificar o agilizar los trámites, ni para lograr una determinación favorable. Recuerde que el delito de cohecho no sólo lo comete quien pide sino también quien ofrece u otorga.

3. No se intimide ante el mal servidor público que pretenda hacer uso indebido de su autoridad o que se niegue indebidamente a ejercer la que le compete. Recuerde que todo servidor público tiene autoridades superiores con las que usted puede acudir.